La paloma es uno de los pocos animales que se ha adaptado a vivir en las ciudades. La similitud del medio urbano con su medio natural, la falta de depredadores y la abundancia de alimentos, ha hecho que proliferara en gran medida.
Esta densidad de población junto a sus hábitos antropófilos han convertido a la paloma en un animal polémico, siendo contradictorias las opiniones que sobre ella emiten los ciudadanos.
Las palomas son monógamas, crían durante todo el año aunque con más posibilidades de éxito de cara al buen tiempo. Cada hembra pone dos huevos blancos y pueden realizar unas 5 nidadas al año aunque no todas llegan a término. Muchos trabajos afirman que la población puede duplicarse anualmente. Son aves sedentarias y residentes, obedeciendo sus desplazamientos a la necesidad de alimento, descanso y anidación, siendo éstas muy rutinarias en el espacio y en el tiempo.
Entre los problemas que plantean destacan las molestias puntuales en determinadas zonas (balcones, buhardillas, casas abandonadas...) utilizadas como descanso o lugar para anidar. Son motivo de denuncia por parte del ciudadano, fundamentalmente derivadas del acumulo de heces y por ruidos. La solución, difícil en ocasiones, se basa en la utilización de sistemas de exclusión por parte del afectado, ya que la captura no resultaría eficaz.
El excremento de las aves, y el de las palomas con mayor motivo, dada su cantidad y volumen de defecaciones, constituye un serio peligro para edificios, monumentos y parques, principalmente para los elementos arquitectónicos pétreos y metálicos especialmente. La mejor manera de combatirlo es mediante la utilización de sistemas físicos de exclusión y captura de estas aves en espacios públicos para reducir su número.
De entre los métodos de control existentes, el Ayuntamiento de Barbastro realiza el control de población de palomas desde el año 2008 mediante Jaulas trampa, que atraen a las palomas por el alimento y agua que se dispone en su interior, junto con otras palomas a modo de reclamo. Normalmente se instalan tres jaulas, una de ellas sobre una plataforma elevadora, la cual puede transportarse fácilmente a distintos puntos del municipio sin necesidad de disponer terrazas para la instalación.
Desde el año 2008 se han instalado jaulas trampa en terrazas de la avenida Ejército Español, en los alrededores de la Catedral, en la plaza San Antonio, en el aparcamiento del puente San Francisco, y en las calles Capuchinas, Argensola, Santo Domingo y Joaquín Costa.